Cambiaron completamente la esencia del taxi rosa

Susana movilizó a un grupo de mujeres para proponerle al gobierno del entonces Distrito Federal, un plan para que ellas pudieran trabajar tras el volante: el Taxi Rosa.


HIJA DE UN TAXISTA

A finales de los años 50, Don Raúl, el papá de Susana Sánchez era taxista, por lo que la melodía de "Mambo del ruletero" de Pérez Prado la transporta a su niñez, le trae ruidos e imágenes, como aquella foto donde aparecía de niña sentada en el ´cocodrilo´ de su papá, el auto que le fascinaba y soñaba manejar.

Se casó y luego de 15 años de matrimonio ya no pudo soportar y se separó del hombre que la hizo víctima de violencia intrafamiliar. No podía pedirle ayuda a su mamá, ella ya tenía suficientes problemas.

TAXISTA POR NECESIDAD

“Me encontraba recién divorciada con tres hijos, el más pequeño de 4 y el más grande de 11, y me era muy complicado conseguir trabajo por los horarios”.

Mi hermano tenía un taxi, un Shadow 95 automático, que siempre estaba parado los lunes porque su chofer agarraba la fiesta. Pensaba, “yo buscando trabajo y él no lo valora”, así que un día me dije “mas vale pedir perdón que permiso”, y así comencé.

Su primer servicio fue un joven que cuando llegaron a su destino le dio 50 pesos, --era 1994--, con eso llené el tanque de gasolina. Cuando terminó el día, vi que tenía dinero en la bolsa, descubrí que ser taxista era un trabajo noble y me dije . "¡De aquí soy!".

LA ÚNICA TAXISTA ENTRE 100 HOMBRES

Llevaba un mes en el taxi cuando me detuvo un Dante (inspector), y comencé a llorar, porque no tenía tarjetón y no quería que se llevaran el coche.

Taxistas que pasaban le gritaban que me dejara, creo que le ablandaron el corazón y hasta me dio 500 pesos para que fuera a sacar mi licencia, y luego luego fui. Era la única mujer entre más de 100 hombres en el curso, estaba bien espantada.

SITIO TEPITO, UNA FAMILIA

Entré al Sitio de la Calle de Rivero en Tepito, todos me decían que estaba loca, que cómo me metí ahí. Pero fue entonces que encontré una familia, mi familia taxista, y poco a poco todo comenzó a mejorar. Me hice de amigos por radio, y nos apoyábamos. Una vez cuando me quitaron el taxi, hicieron una vaquita para la escuela de mis hijos y comida, era un gran compañerismo que se ha perdido.

Me volví una cafre, al principio dejaba pasar, y entonces me dije, “si vas a andar con miedo, no va a funcionar”.

EL ASALTO

En un viaje un tipo me asaltó, sacó un cuchillo y lo clavó en mi pierna. No podía manejar así y el dueño del taxi me le retiró. El dolor era muy fuerte y constante.

Un día mi cuñada, una mujer de origen francés, me comentó si podría ir en su lugar a cuidar a unos niños a Paris. Entendí que me quería ayudar a superar la depresión, por lo que a principios de 1998 dejé México. 

Un día se me hizo tarde para regresar, ya no encontré autobús, así que decidí irme en taxi, pero tampoco pasaban. Vi que enfrente estaba una base de taxis.

Me dieron el servicio y abordé un auto conducido por una mujer, durante el trayecto platicamos de todo, su aspecto era agradable, se veía bien arreglada, con las uñas pintadas, el carro estaba limpio. Fue inevitable hacer comparaciones con los vochos ecológicos de aquella época.

"¿POR QUÉ NO TENEMOS ESTO EN MÉXICO?", PENSÉ.


BASE TLATELOLCO

 Los cambios políticos me hicieron regresar. "Cuando llegué vi feo a México, y me dije, porqué en vez de quejarme de que no me gusta, mejor hago algo para que cambie, para que se vea bonito“. La idea de que en el Distrito Federal existieran taxis como los que vi en París hizo que mirara detalles que no había notado antes.

Mientras manejaba de nuevo un taxi, noté que en el Eje 2 a la altura del metro Tlatelolco recogía buen pasaje. Así que le propuse a una compañera hacer ahí una base de taxis para mujeres.

El proyecto planteaba créditos para que las mujeres taxistas adquirieran el auto que manejaban; contar con un taller mecánico y de hojalatería también atendido por mujeres. Me di a la tarea de buscar a hojalateras, vulcanizadoras y mecánicas. Se sumaron mujeres de mayor edad dispuestas a cuidar a los hijos de las agremiadas, buscamos como cobrar con tarjeta y yo deseaba que el color que nos identificara fuera el rosa. Con todo esto el 8 de septiembre de 1999 se constituyó con otras ocho compañeras la Asociación de Taxistas y Transportistas Femeninas Protegiéndonos entre Mujeres, PROEM.

PRIMERA VEZ QUE TAXISTAS MUJERES

 ESTABAN ORGANIZADAS

Trescientas taxistas se sumaron exigiendo mejores condiciones de trabajo. Era la primera vez que mujeres del transporte público se organizaban.

"No puedo con todo el proyecto, es demasiado grande ¿Quién lo inventó?" me preguntó Alejandro Encinas, entonces Secretario de Economía del DF.

"El hambre", le respondí, cuando le mostré mi idea en papel.

ES EXPONERLAS EL

PINTARLOS DE ROSA

"Usted está proponiendo trabajo a mecánicas, eléctricas, hojalateras, taxistas, comedor y lavandería, de antemano le digo que es muy difícil que usted conserve este proyecto, sobre todo porque el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal (Inmujeres) va comenzando".

"Le vamos a dar los créditos para los Pointer", me dijo Patricia Espinosa Torres, primer titular de Inmujeres DF. "Sólo que vamos a institucionalizar el proyecto". Nos entregaron autos blancos con una franja de cuadricula amarillo y negro, que rodeaba todo el taxi.

Me dijeron que si los pintaban con el color rosa nos exponíamos, ya que los delincuentes sabrían que ahí viajaba una mujer sola. Jamás pude conseguir el color rosa

Mientras esperaba la autorización de la Base de Tlatelolco, improvisamos una manta, las calles estaban mal pavimentadas y en época de lluvias se inundaban y no teníamos dinero para construir una caseta, así que sólo colocábamos una lona para tener un poco de sombra en los días soleados.

Fue hasta 2004, luego de cerrar el Eje 2 en varias ocasiones para presionar, hasta que por fin nos dieron nuestro  permiso.

Para entonces ya habíamos llamado la atención. Los reporteros me empezaron a buscar, también de medios internacionales como la BBC, Inside y The Economist, todos querían saber cómo se organizaban las mujeres taxistas en México. Cristina Pacheco llevó la cámara de "Aquí nos tocó vivir" y Silvia Pinal nos dedicó una emisión en su programa "Mujer, casos de la vida real".

UNA  APP SOLO PARA MUJERES

Sobre la cromática rosa para todos los taxis de la CDMX opina: “Lo diluyeron, cambiaron completamente la esencia, la idea, a la fecha en México no han salido los taxis rosas. ¡Los traen hombres! Cuando pasan al lado mío con su bigotote les digo: ¡¡estás bien buenota!!".

Ahora estoy proponiendo que en la App MiTaxi tenga un espacio exclusivo para mujeres, que solo las atendiéramos mujeres taxistas.

ORGULLOSA DE SER TAXISTA Y DIRIGENTE EN COTAC

Hemos trabajado mucho, aunque no siento que no nos han valorado. Por ejemplo, mi compañera Juanita trabajó hasta los 75 años, se enfermó por la pandemia y tuvo que dejarlo.

Para mí el taxi fue una opción de vida, pasaba por mis hijos a la escuela, les daba de comer y continuaba trabajando, algo que en no hubiera podido hacer en otro trabajo.

Nuestros hijos ya son profesionistas y no quieren saber del transporte, sienten que nos alejó de ellos, y ha bajado mucho el valor de la concesión. Pero fue nuestra decisión, muchas veces te levantabas sin un peso, y esa es la bendición de este trabajo. Me gustó ser taxista, y ahora como dirigente en COTAC sigo apoyando a las mujeres.