¿Acoso a taxistas?

Luis Eduardo tiene 9 años, la misma cantidad de años que ha viajado en transporte público -en sus diversas modalidades- desde Tláhuac a Hospital General. Todas las mañanas él y su mamá deben estar antes de las 4:45 a.m. en la parada del camión para poder llegar a tiempo a su destino, eso es a las 8 a.m. El regreso también es algo complejo, porque coincide con otras tantas madres trabajadoras que también recogen a sus hijos de las escuelas y por consiguiente su medio de transporte es metro y camión. Ese día se sorprendieron que alcanzaran asiento en la Línea 3 del Metro que corre de Universidad a Indios Verdes.

Esos pocos minutos que pude conversar con la madre de Luis Eduardo, entre Hospital General a Zapata, señalaba que los micros pasaban más seguido a diferencia de los camiones, esto permitía que tuvieran una mayor oportunidad de poder subir al transporte pasando las 5 de la mañana, “…ahora con los camiones pasan más espaciados, esto implica que van más llenos y es complicado subir con un niño y mochila al mismo tiempo”, más hay otros tantos casos en los que no se trata solo de un hijo al que llevan o recogen de la escuela, a veces son dos, tres y hasta cuatro, con mochilas cuyo peso promedio es entre 6 y 7 kilogramos, a los que se suman las personas de la tercera edad, quienes simplemente saben que deberán esperar hasta una hora o más para poder subir al transporte en la zona de Eje Central, en concreto en los trolebuses que llegan a los extremos, pasan tres unidades seguidas o simplemente pasan dos sin hacer parada, lo que ocurre con bastante frecuencia, según comentaron los usuarios…  En el caso de Luis Eduardo, con 9 años, pasa en promedio por día 6 horas en el transporte de lunes a viernes, esto significa que ha vivido alrededor de año y medio arriba de un servicio transporte público con el estrés que O todos parejos o todos rabones, una de las noticias de la semana generadas dentro del Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México, fue sobre un extranjero que desconocía que hay vagones exclusivos para mujeres y por ignorancia ingresó, sin que nadie le advirtiera. La razón fue muy sencilla, fue por su físico, hombre de 1.90 metros, de piel y ojos claros, que sin estas características, el señor hubiese recibido un rosario de improperios, y además, seguro alguna usuaria hubiese jalado la palanca de emergencia para impedir que avanzara el metro. Se divirtieron, lo piropearon, no sabemos si se propasaron físicamente con él, aunque por la cantidad de usuarias en el vagón y el poco espacio entre una y otra, podría darlo por un hecho, le gritaron de todo: “la manoseada va gratis, ¡eh!”, “¡va calado, va calado, va probado!”, “no te lo lleves” y hasta una de ellas siguió el juego y se atrevió a poner su pierna enfrente para evitar que descendiera. Y la pregunta sería, por qué cuando se trata para hombres es juego y cuando es al revés de inmediato se exige se aplique el Artículo 178 del Código Penal de la Ciudad de México.

La siguiente pregunta es ¿Qué lo hace distinto?

Entonces, desde mi concepción la Ley se aplica de manera sexista, porque segrega a los hombres, porque es una ley que solo se encarga de proteger pechos y nalgas y descalifica penes… Y también existe daño psicológico y moral para ellos. El año pasado me invitaron a una reunión de taxistas en Los Dinamos, y tuve la oportunidad de conversar con operadores de taxis y de ruta, y abordamos el tema sobre el acoso, en resumen, solo por ser hombres saben que están en desventaja y desisten en denunciar tocamientos, recargones, palabras obscenas y miradas lascivas, y desisten para evitar la burla y descalificación de las autoridades. Regresando al caso, ¿Por qué nadie lo invitó a salir del vagón? ¿Por qué no se procedió contra estas mujeres? ¿Por qué se dejó vulnerable a este aparente turista? Lo que él vivió fue acoso y bullying, además el video se viralizó, fue dejarlo expuesto ante el mundo. Si esto no fuera un tema delicado, varios varones han optado por traer la mochila sobre el pecho, para cubrir con ella sus genitales evitar cualquier mala interpretación. Insisto o todos parejos o todos rabones.

Rosaura Cervantes Conde

Directora General