PREVENTIVA NO.55

Discapacidad y Transporte Público 

La discapacidad no es cosa de juego. La discapacidad no respeta edad, sexo, origen, religión, ni tiempo, espacio o lugar. En esta ocasión, hablemos de los datos duros, INEGI indica que en México existen alrededor de 6,179,890 personas con algún tipo de discapacidad, que puede ir desde la auditiva, mental, visual, sensorial hasta la motriz –que hoy en especial nos ocupa--, y traducido se convierte en el 4.9% del total de la población…

 Cualquiera podría pensar que “eso” llega con la edad, sin embargo, las aseguradoras destacan que no lo es, y hay muchos más jóvenes en esta situación de lo que podría pensarse, principalmente como consecuencia de accidentes, y ahora hay que sumar aquellas personas que experimentan secuelas de COVID-19, que para algunos, subir y bajar escaleras, realmente se convierte en una misión casi imposible. 

En la actualidad, la población más vulnerable es la mayor de 60 años, con el 20.4% y le siguen con el 3.9% los de 30 a 59 años, estamos hablando de la generación que nació entre los años 50, 60, 70, 80 y 90… la pirámide de población se está invirtiendo, por lo que se incrementará el número de usuarios con problemas de movilidad, esto conlleva a una reflexión, ¿el transporte público está preparado para lo que se avecina?. 

Moverse por las calles de la Ciudad de México y de muchas otras entidades del país, se ha convertido en un deporte extremo: banquetas no aptas para peatones y pensar en el uso de silla de ruedas, andaderas o carriolas es imposible, aunado a coladeras rotas, pandeadas o sin tapa. 

En cuanto al transporte, en el caso del Sistema de Transporte Metro cuenta con escaleras electromecánicas en la mayoría de las estaciones, y en poco menos de la mitad ofrece elevadores que requieren de tarjeta especial para acceder a ellos. 

En el caso de los vagones nuevos hay asientos abatibles para colocar silla de ruedas; Metrobús y trolebús, también tienen espacios asignados para sillas de ruedas, más esto no se traduce en la empatía con los usuarios.

 En el caso de las unidades de ruta, los choferes ayudan a subir y bajar la silla de ruedas, y son pocas las unidades que cuentan con espacio para estos casos en específico, a ésta observación habría de sumar a los taxis, que deberán hacer ajustes físicos que sean económicamente razonables para garantizar a las personas con discapacidad, igualdad de condiciones que el resto de la población. 

 ¡Gracias! Rosaura Cervantes Conde 

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