Es interesante todo lo expuesto en los diversos foros de ENAMOV que se han realizado hasta hoy, temas por demás polémicos que tomaron forma en 5 Ejes Estratégicos: Movilidad y Desarrollo Económico Territorial, Movilidad eficiente, Servicios de transporte público, Movilidad Activa y Seguridad Vial… 

Moverse en el transporte público y hacer propuestas desde un escritorio resulta una visión parcial, porque aquí están prescindiendo del elemento más importante de toda la cadena, están ignorando, por no decir, están dando la espalda a la persona que está detrás del volante, a aquellos SERES HUMANOS, que hace una década tenían tiempo para compartir con su familia, que tenían una jornada laboral de 8 a 9 horas y hoy, en cada uno de los foros, cada uno de los ponentes nunca escucharon al operador.

Nadie en ninguna empresa puede concentrarse si su economía no cubre con las necesidades indispensables de su hogar. Nadie puede estar atento si no sabe si hay para la renta o la comida, y si hay algún enfermo en casa, menos.

El cambio de unidades de microbuses a autobuses, están dejando fuera de la jugada al menos a un chofer por unidad ¿Cuántas son los que se quedarán sin ingresos? ¿Qué opciones les están ofreciendo?

En el caso de los taxistas que compiten con la permisividad de las autoridades con el servicio por aplicación, no les autorizan el incremento a una tarifa digna, pero a los otros les toleran una tarifa dinámica; a ellos les exigen que paguen por un curso de capacitación al que ellos consideran solo una ‘sacadera de dinero’, porque no aportan aprendizaje alguno, pero deben cubrir con las exigencias de un reglamento y los otros no.

En diciembre de 2012 la gasolina magna costaba $10.80 pesos, es decir, un tanque de 40 litros se llenaba con $432.00 pesos; en 2017, precio por litro $16.20, un tanque $648,00 y hoy $22.78, deben pagar $911.2.

¿No quieren autorizar tarifas cuando están tan cercanas las elecciones? No las autoricen, pero regulen la publicidad, permitan que se tenga un ingreso extra, permitan recuperar la dignidad al compañero del volante, pero no les ignoren, y no escriban el acta de defunción al “hombre-camión”.