¿Cuándo vence tu póliza de seguros?

Empinada cuesta enero para transportistas

Incremento en las pólizas de seguros para el transporte público entre el 20% y 25%, así lo reflejan las pólizas de Banorte y Afirme, que son las líderes de este mercado.

Este aumento representa que los taxistas y colectivos  tendrán que romper el cochinito para poder pagar su póliza de daños a terceros, que en el caso de taxis subió de $4,250.00 a $5,522.00 así lo dio a conocer un especialista en riesgos, “y siguen los ajustes.”

A inicios de 2022 una póliza para taxis cobertura básica estaba en $3,200.00 en promedio, en el mes de junio hubo un incremento entre del 10% aproximadamente, y después un ajuste, que fue algo mínimo, pero este incremento de enero 2023, sí va a impactar la economía de los transportistas.

Pareciera que se trata de justificar que la suma asegurada a daños a terceros de la responsabilidad civil a viajeros, -que se mide en UMAS-, aumentó de $4,500,000,00 a $5,187,000.00, sin embargo esto está muy lejos del promedio de los pagos por indeminización en incidentes viales en taxis en los ultimos 3 años, tomando en cuenta que en los accidentes con consecuencias  catastróficas, en el 90% se aplican cláusulas de exclusión por las compañias de seguros a causa de situaciones de estado de ebriedad, falla mecánica, falta de licencia, exceso de velocidad, entre otras.

Para hacer un comparativo, un particular que quisiera una póliza de seguros exclusivamente para daños a terceros pagaría un aproximado de $1,500; para que fuera equivalente para taxi sería $5,522,00, y Uber en estas características sería un aproximado de $8,000.00 a $9,000.00, aunque en la mayoría de casos les piden cobertura amplia. En el caso de Uber, la póliza más común es AXA. Para transporte público las más comunes son Banorte y Afirme, después Quálitas.


¿Por qué son más caras las pólizas de Uber?

Cuando comenzó a operar Uber, las aseguradoras pensaron que al ser particulares manejando sus propias unidades, de modelos recientes, iban a tener una siniestralidad semejante a los particulares, pero en un año y medio se terminó esa luna de miel y se dieron cuenta que tienen mucho más incidentes viales que los taxis.


Los Godínez

La primera etapa de Uber se puede identificar como los Godínez -que duró un año y medio aproximadamente-, en donde  oficinistas  utilizaban sus coches particulares para completar la quincena.

Personas acostumbradas andar de traje y cumplir con ciertos horarios y responsabilidades propició que Uber fuera identificada como un servicio de calidad. Sin embargo, en poco tiempo los Godínez se dieron cuenta que este esquema representaba una opción real de negocio y cambió de laborar 3 horas posterior al trabajo, a dedicar la unidad a tiempo completo, pero ¿dónde saldrían los nuevos choferes?

Los Mirreyes

Los Godínez pusieron a trabajar a muchos de sus hijos, a la vez que empezaron a adquirir más unidades y se hicieron microempresarios-flotilleros.

Los chavos comenzaron a trabajar unidades de alta Gama que al final de su jornada la utilizaban para presumir ante sus amigos, la novia e ir a fiestas y actividades personales, donde el alcohol y la irresponsabilidad hizo que se registrara un porcentaje alto de siniestralidad, situación que generó una nueva etapa.

Los Ninis

Adjetivo que en México se les da a aquellos que ni estudiaban ni trabajaban, pero después del fracaso de los Mirreyes manejando los Uber tuvieron que buscar nuevos operadores.

Esta etapa coincidió con el reconocimiento por parte de la administración de Mancera –exjefe de gobierno de la CDMX- al servicio de las aplicaciones, en donde los operadores de Uber que hasta ese momento lo  habían identificado como un buen negocio, vieron como en poco tiempo la calidad de operadores y de unidades fue a la baja. 

El mal taxista

Después de los Ninis, que tampoco fueron una opción para ser operadores de los Uber, llega la etapa del mal taxista, -que se da ya por el relajamiento en los controles de contratación- aquellos operadores del transporte público que por algún problema, optaron por refugiarse en Uber.

Estos “prófugos del taxi” que se rehusaban cumplir con la regulación del taxi concesionado, vieron en Uber una alternativa para seguir generando recursos sin tener que cumplir con tantas disposiciones.

Los Mirreyes sí cumplían con su cuota, pero tenían una alta siniestralidad. Los Ninis, no acostumbrados a laborar, no soportaron las largas jornadas. Actualmente más del 50% de los operadores de Uber fueron taxistas que se refugian en esta modalidad.

Cabe destacar que las empresas aseguradoras resintieron rápidamente el descalabro de este nuevo servicio, desde la etapa de los Godínez, que solamente estaban acostumbrados a manejar una hora y media de ir al trabajo y de regreso, pero al conducir zonas que no conocían, baches, tráfico, propició un alto índice de choques, impactando la cotización de las pólizas.

Otra situación fue el uso del teléfono. No es fácil acostumbrarte ir manejando y recibir indicaciones de una aplicación, en dónde a veces no son tan claras, lo que propicia es que se hagan movimientos bruscos para atender al asistente virtual, de “gira a la izquierda”, “gira a la derecha”, “la siguiente salida y cosas así”.

Lo que desata una siniestralidad que impacta en los cálculos actuariales de estas unidades de alta gama, causando que una póliza de seguro llegara a costar el 80% del valor del vehículo, lo que es una barbaridad.

Vehículos de $280,000.00 llegó su póliza a costar $80,000.00 en cobertura amplia, que es lo que exigía la apliacación en un principio, actualmente ya no.

No soy yo, las estadísticas dicen que de acuerdo a su siniestralidad los Uber son peores choferes que los taxistas.


La sobreoferta y la regulación ha causado que Uber deje de ser la utopía del negocio como se vendió al principio. Entre la retención de impuestos y las comisiones de la aplicación, ha  propiciado que sus operadores “buenos” migren al taxi formal, al taxi concesionado,  aunado a que muchos vehículos se encuentran pagando su crédito, y entre cuenta y mensualidades, están asfixiando a los operadores.

La voracidad de empresas y servicios que se crearon al entorno de Uber, propició por ejemplo que un Volkswagen Vento que usado cuesta $120,000.00 en un plan de crédito para unidades destinadas a Uber, al final del plazo llegan a pagar más de $400,000.00 En dónde están amarrados con la plataforma y es lo que se le llamó el crédito Uber, en donde te descuentan directamente, y ya cuando haces cuentas los cuatro o cinco años, ya el vehículo ya ni sirve y aún falta pagar.

Moraleja: cuando un negocio todos te dicen que es negocio, es momento de abandonarlo.

Una póliza de cobertura amplia para auto particular te vale $6,000, en taxi te vale $9,000, pero en Uber te sale $16,000. El mismo carro, la misma cobertura y la misma compañía.

Ahí entran otros conceptos, por ejemplo, si un vehículo concesionado no trae póliza le puede afectar en la cancelación de la licencia o el retiro de la concesión por haber participado en un evento catastrófico, sin embargo un accidente para Uber, pues no les impacta una licencia y tampoco tienen una concesión por perder.

Otro punto que pega sobre el monto de las pólizas, es que muchos transportistas hacen fraude, el más común es el cambio de operador, porque hay mucho chofer que a la fecha no tiene licencia o iba con aliento alcohólico.