Transporte y Movilidad de y para Mujeres


Caminar por la ciudad de México realmente tiene su reto, porque son pocas las banquetas las que respetan el diseño inicial propuesto por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda como autoridad del espacio público.

Difícilmente los capitalinos encontramos banquetas por las que realmente se puedan transitar, y es que, cuando no hay puestos, están motocicletas y coches estacionados, o están llenas de excremento de perro en las que sus dueños gozan de total impunidad ante la irresponsabilidad de no recogerlas, y la más recurrente, la forma en cómo se construyeron.

Se supone que las banquetas deberían ser la seguridad en la movilidad de los peatones, veo las banquetas que están alrededor del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional S.XXI, la mitad está llena de comerciantes --desde los que venden ropa y bolsas hasta pambazos y quesadillas--, y los cuadros o adoquines que colocaron, se encuentran salidos, chuecos y en diferente nivel, dificultado el transitar de las personas y esto se agudiza si se trae muletas, pero es imposible para sillas de ruedas o carriolas.

Las de la Zona Rosa, cumplen el protocolo, más las “tapas” de la CFE muchas están peligrosamente pandeadas, en tanto, las banquetas de las colonias consideradas “populares”, es un eterno subir y bajar a lo largo de la calle, que en lugar de haber seguido el protocolo de mantener el mismo nivel y poner la pequeña rampa en la orilla, ¡no!, ocupan el ancho de la misma, lo que obliga a la mayoría a caminar por el arroyo vehicular y tampoco es garantía ante los miles de baches que hay en esta parte.

Y si hablamos sobre las rampas en las banquetas para las personas de movilidad limitada a veces o están muy empinadas o al final hay una coladera destapada. Entonces, las banquetas ¿cumplen su función?

Rosaura Cervantes Conde

Directora General