Entrevista a Nicolás Rosales, Presidente de la AMTM, rumbo al 14° Congreso Internacional del Transporte

¿A quién va dirigido este Congreso?

Nosotros vamos a dos sectores: el académico y el operador.

Los estudiantes porque tarde que temprano van a tener que tomar las riendas, la toma de decisiones, la planeación, la implementación, la operación, son temas que tenemos que empezar a impulsar desde distintos ángulos para poder ayudarlos.

Nosotros tenemos que apoyar a los estudiantes para ir creando esas bases que muchas veces no tenemos y que en ocasiones las autoridades no tienen de dónde echar mano de esas personas especializadas que se prepararon para el tema, que necesitan experiencia. Muchos estudiantes salen sin idea de saber en dónde están las oportunidades.

Y los operadores porque cuando se quiere implementar un programa, el primer tope con el que se encuentran son los operadores. No puedes pensar en implementar un proyecto, donde no los involucres.

Tenemos una mala costumbre de pensar todo en grande. Funciona un BRT y todos quieren implementar un BRT, pero depende de muchos factores, uno por ejemplo, la demanda, vives de la demanda; dos, las condiciones geográficas; tres, la infraestructura; cuatro, que tengas liderazgos que se comprometan a operarlo; cinco, que las autoridades están convencidas en invertir, no basta la voluntad política. Cuando no hay esa conjugación terminan siendo sistemas fallidos.

Se aprenden de las buenas prácticas, pero se aprenden más de las malas, a nadie le gusta hablar de las malas, y tenemos que aprender qué es lo que estamos haciendo mal.

Cada ciudad tiene condiciones distintas para necesidades distintas con un mismo problema: la movilidad.

¿Qué es lo que vemos en esta ruta-aprendizaje? ¡¡Crisis!!

El cambio de coche a combi, y después de combis a microbús, hasta ahí iba todo bien, pero con la llegada del metrobús vemos que es necesario hacernos empresas para cambiar el modelo de operación. Estamos hablando de 2005, cuando el operador tenía recursos y operaba, no de una manera eficiente, sin todo este bagaje de tecnología que hay ahora, en un perfecto desorden ordenado que eran las rutas. Con unas reglas mínimas y la autoridad regulaba.

¿Cuándo le preocupó a la autoridad modernizar al sector? Nunca, porque estaban prestando un servicio, mover a las personas de un punto A, a un punto B.

Y ahora que la autoridad quiere modernizar al sector, el operador no quiere, porque viene de un rezago, con unidades de 30 años, que son más caras mantener, con una tarifa paupérrima, y luego viene la pandemia, que evidencia todo este rezago que tenemos, en información, en tecnología, en unidades, en capacitación, en infraestructura. La pregunta evidente es ¿por dónde empezamos? ¿con qué dinero? y ahí se suma una crisis internacional de falta de operadores.

La capacitación cuesta, el problema que se suscita es que capacitas y se van a otras empresas en un porcentaje importante.

Si vas sumando, es una situación crítica para el transporte, cae la demanda, con la pandemia la gente cambia su comportamiento de cómo moverse. La gente que no usaba coche, comenzó a usar coche, la gente que no usaba plataforma, comienza a usarlas, la gente que no usaba bicicleta, ahora lo hace, y también están los que adquirieron motos.

Haciendo cálculos, solo se va a recuperar el 80% de los usuarios prepandemia.

¿Y por qué? porque el transporte público sigue estando en crisis, Pensábamos que se podía superar en dos años, en un escenario de una pandemia corta. Eso va a significar que pasen 6 a 7 años, pero no puede esperar la ciudad porque van cambiando necesidades y tienes que buscar modelos, y estos parten de que sean empresas.

LA MUJER COMO OPERADORA

El otro punto, habrá que capacitar mujeres para el transporte público.

El sector femenino tiene muchas más bondades que el masculino, ha demostrado que puede dar un mejor servicio.

Scania implementó talleres que los operan mujeres desde hace 5 meses. Jalisco tiene una participación muy alta de mujeres operadoras.