Han sido una verdadera carnicería los comentarios que se han vertido para los taxistas de Cancún ahora que han levantado su voz en contra del ahora denominado ´transporte privado por aplicación´, pero que en cualquier parte del mundo se considera en un servicio público, porque es para persona indistinta y con cobro.

Es fácil reclamar y ahora escribir en redes sociales cuando hay un pésimo servicio, también lo he vivido, más hoy no será así, hoy, después de escuchar a los taxistas participantes en un foro organizado por Waldo Fernández González, diputado local en Nuevo León, mencionaron aspectos muy importantes “cómo los taxistas hacen una función social”, cuando la gente no tiene empleo busca trabajar en un taxi, a su vez, el propio Waldo recordó a ‘Don Pepe’, al que consideraban parte de la familia, era como el tío, porque era quien los llevaba a la escuela y quien los regresaba a su casa, era esa persona de confianza a quien le encargaban ¡los hijos!

Hay muchos “Don Pepe” a lo largo y ancho de la República Mexicana y del mundo, y lo han sido desde hace muchas décadas; hay taxistas comprometidos que conocen las zonas de riesgo y con todo y eso, con tal de que las usuarias lleguen bien a su destino, quedan al pendiente como José Antonio Pérez Hernández, del sitio de Taxis de Tacubaya; en esta misma circunstancia está Lázaro Muñoz González de #ConoTaxi158; los conductores de RadioTaxi 242; Claudia Villalobos, Susana Sánchez; los operadores de Shark Killer quienes regresaron una suma importante de dinero, y si nos vamos a Cancún, puedo mencionar a Víctor Fuentes, taxista del Sitio del Aeropuerto, siempre amable, serio, profesional, y puedo mencionar muchos nombres; Antonio de Guanajuato, quien le gusta mostrar la belleza de Dolores Hidalgo, Guanajuato, taxistas que se nos han adelantado recientemente como David García Godínez del sitio 300, o Mandrake, quien acaba de realizar el #JugueTaxi en favor de los niños de Cartolandia.

Los invito a #TambienHayBuenosTaxistas, y nos arroben, como @Preventiva50. Entre todos, reconozcamos y dimensionemos el verdadero valor del transportista.