Estamos en la 7ª Semana Mundial para la Seguridad Vial, cuyo objetivo es concientizar sobre algo elemental como los peligros de transitar por la vía pública, el exceso de velocidad, medidas a tomar para disminuir el número de muertes y traumatismos y es en este punto donde me he de enfocar con datos basados en el informe final del Plan de Acción sobre Discapacidades y Rehabilitación de la Organización Panamericana de la Salud 2014-19: tan solo 17 de 52 países están aplicando planes nacionales de discapacidad y rehabilitación; 25 de 52 naciones cuentan con una legislación específica sobre la discapacidad; sólo 8 de 52 tienen algún componente de discapacidad en sus planes de gestión de riesgos de desastres y en lo que respecta a alguna estrategia de rehabilitación basada en la comunidad, solo 16 países de 52 lo hacen posible. Esto implica y aplica sobre cuántas personas pueden subsistir después de una discapacidad, con qué ingresos, qué empresa espera a la rehabilitación total de su empleado o le permite salir en horario de oficina a su rehabilitación, o si lo vemos desde otro ángulo qué empresas contratan personas con discapacidad, con qué sueldo, con qué facilidades y estas hay que tomarlas en cuenta desde las instalaciones adaptadas para esa “nueva realidad” y también, si se contaba con un seguro de vida, si este contempla la rehabilitación y por cuánto tiempo y las facilidades que otorgan para entregar la documentación.

Y aquí viene otro ‘pero’ para la movilidad en México y otros países, donde no todas las plazas cuentan con transporte para personas con discapacidad -camiones, taxi, metro-, ni rampas, ni tampoco respeto en los estacionamientos por los espacios destinados para tal fin…

Reconocer la labor que hace la ONU a nivel mundial y a empresas como CEMEX que pone su granito de arena con los estudiantes… Porque, con todo esto, es mejor tomar todas las precauciones ¡¿no creen?!